lunes, 15 de junio de 2009

Desarrollo morfosintáctico antes de los 3 años

ETAPAS DEL DESARROLLO MORFOSINTÁCTICO.

Integrantes:
Mauricio Escobar.
Danilo San Martín.



Introducción.


Hasta el día de hoy, no existen teorías específicas que ilustren la secuencia evolutiva de la totalidad de aspectos que constituyen el campo de la morfosintaxis, ni tampoco hay acuerdo general a la hora de justificar las condiciones que permiten acceder y progresar a los niños en el dominio gramatical del lenguaje. En lo que sí parece haber consenso es en la constatación de una cierta consistencia y regularidad en la cronología en la que se materializan o emergen la mayor parte de las adquisiciones relacionadas con este ámbito.

Partiremos mostrando las descripciones efectuadas por autores representativos de la psicolingüística evolutiva. Explicaremos a continuación los patrones lingüísticos más característicos de las diferentes etapas por las que suelen pasar los niños en su progreso hacia el conocimiento y uso del sistema gramatical adulto.

Para ilustrar esta evolución nos basaremos en la descripción ofrecida, en 1988, por del Río y Vilaseca, al considerar que dicha propuesta sigue teniendo vigencia, puesto que recoge los hitos lingüísticos más representativos del desarrollo morfosintáctico infantil. Completaremos esta secuencia, no obstante, con los datos suministrados por Webster y McConnell (1993), quienes también proporcionan unos patrones normativos de adquisición en este ámbito.

Por otra parte, teniendo en cuenta que esas descripciones proceden, en su mayoría, de investigaciones realizadas en otras lenguas, hemos estimado oportuno reflejar también los resultados obtenidos por los escasos investigadores que se han interesado por estudiar la secuencia de adquisición de la morfosintaxis del español, como Gili Gaya (1972), Hernández Pina (1987), Vila (1990), López Ornat (1990, 1994) y Aguado (1995), entre otros.


Nos gustaría dejar claro, sin embargo, que el objetivo que perseguimos con este informe es, fundamentalmente, organizar y sistematizar la escasa y fragmentada información que se posee sobre la adquisición de nuestra lengua.




Secuencia evolutiva del desarrollo morfosintáctico

Del Río y Vilaseca (1988) organizan el desarrollo morfosintáctico infantil alrededor de cuatro grandes etapas, a las que denominan prelenguaje, primer desarrollo sintáctico, expansión gramatical y últimas adquisiciones.

Vamos a partir explicando las distintas características de cada etapa del desarrollo morfosintáctico de otras lenguas, con el objetivo de facilitar su comprensión posterior de la adquisición del español.

Las conclusiones más importantes a los que han llegado las autores en su revisión de los estudios de adquisición de otras lenguas, han sido fundamentalmente del inglés y francés. A continuación nos basaremos en ellas.

Etapa del prelenguaje:

Para dar las características de esta etapa, nos basaremos en Lagarra, M (2001), dado que del Río y Vilaseca no se centran en esta primera etapa, sólo la nombran. Esta etapa abarca todo el primer año de vida, y se caracteriza por la aparición de gritos y llantos, imitación neonatal, movimientos y sonidos de succión, arrullos, balbuceos (emisión de sonidos en distintas situaciones), y holofrase (una sola palabra que expresa un mensaje completo). Todos estos elementos fueron nombrados en orden crecientes.

Primer desarrollo sintáctico:

18-24 meses: Aparecen las producciones de dos elementos, como resultado de un periodo anterior caracterizado por la emisión de secuencias de una palabra unidas por una pausa (ej: «papá // pelota»). En estas combinaciones se puede observar el uso de algunas flexiones, como son las terminaciones del gerundio y el plural. Aparecen, asimismo, las primitivas construcciones negativas e interrogativas. Las negativas se formulan colocando la partícula «no» al principio o al final del enunciado (ej.: «omí no», 'dormir no'; «no eche», 'no leche'), mientras que las interrogativas vienen marcadas por las partículas «qué» y «dónde» (ej.: «¿qué eso?», '¿qué es eso?'; «¿ónde niña?», '¿dónde está la niña?').

24-30 meses: Este intervalo de edad se caracteriza por la aparición de secuencias de tres elementos, en las cuales se omiten las palabras funcionales como artículos y 40 preposiciones, de tal forma que los enunciados contienen la estructura principal de nombre-verbo-nombre (ej.: «nene come pan»). No obstante, al final de este periodo, ya empiezan a aparecer algunos artículos indeterminados y flexiones de género.

Expansión gramatical:

30-36 meses: Los enunciados se alargan e incluyen cuatro elementos. Este incremento se debe, principalmente, a la incorporación de los artículos determinados y algunas preposiciones, dando lugar a expresiones como «papá va a casa», «el coche está aquí». Se observa, igualmente, la aparición de nuevas categorías lingüísticas, como los pronombres de primera, segunda y tercera persona y los adverbios de lugar aquí, allí.

Los marcadores de género y número aumentan su frecuencia de uso, junto a las formas auxiliares con ser y estar. Esta etapa termina con la elaboración de las primeras conexiones oracionales, mediante la conjunción y, como en «mamá no está y papá no está».

36-42 meses: El rasgo más significativo de este intervalo de edad lo constituye la producción de oraciones complejas unidas por las conjunciones y, pero, porque e incluso que, por lo que se ve cómo el niño se adentra en la formulación de oraciones coordinadas y subordinadas.

Además de lo anterior, manifiestan un dominio o consolidación de las estructuras iniciadas en los estadios anteriores, que afectan sobre todo a las construcciones negativas e interrogativas, las cuales ya se empiezan a elaborar con criterios cercanos a la gramática adulta. En las oraciones negativas se integra la partícula en la estructura (ej.: «el niño no come pan») y los marcadores interrogativos se van ampliando y variando su posición en la oración.

La morfología verbal también está en estos momentos más madura; los auxiliares se utilizan casi correctamente, aparecen las perífrasis de futuro y los tiempos del pasado.

La evidencia manifiesta de estos progresos que, en general, se considere que en esta etapa el niño ya ha aprendido los recursos básicos de su lengua.

42-54 meses: La característica más sobresaliente de este intervalo de edad es la variedad de uso de las distintas categorías o unidades lingüísticas (adjetivos, pronombres, adverbios y preposiciones), que redunda, en las oraciones simples, en el crecimiento y variedad de los complementos, y, en las complejas, en la posibilidad de ampliar el abanico de estructuras oracionales.

Los tiempos verbales también son empleados correctamente, sobre todo las formas de presente, futuro (perifrástico), pasado, así como algunos tiempos compuestos.

Últimas adquisiciones:

Mayor a 54 meses: A partir de esta edad, el desarrollo morfosintáctico del niño se caracteriza por la adquisición y dominio paulatino de las estructuras sintácticas más complejas, como son las oraciones pasivas, condicionales, circunstanciales de tiempo, etc., las cuales suelen estar totalmente interiorizadas alrededor de los seis o siete años. Otro aspecto importante que empieza a manifestarse sobre esta edad es la conciencia metalingüística y la apreciación de los efectos que tiene el uso de la lengua (adivinanzas, chistes, códigos propios para comunicarse, etc.).

Las conquistas estructurales que quedan por adquirir más allá de los seis años no han sido muy estudiadas; en general se considera que a esta edad la gramática del niño es muy similar a la del adulto, aunque hay autores, como Rondal (1982) y Crystal (1983), que llaman la atención sobre el hecho de que el desarrollo morfosintáctico no acaba hasta la pubertad, señalando los siguientes aspectos como ejemplo de cuestiones que todavía requieren ser aprendidas:
- Plurifuncionalidad de las categorías gramaticales.

- Utilización correcta de los adverbios y preposiciones de espacio y tiempo.

- Aumento de frecuencia de uso de los tipos oracionales más complejos, en sustitución de las estructuras yuxtapuestas y coordinadas copulativas.

- Concordancia entre todos los elementos de la estructura principal y subordinada.

- Cambio en el orden habitual de los elementos para dar énfasis.

Webster y McConnell (1993) añaden muy poco a esta descripción. En la comparación efectuada sólo apreciamos sutiles diferencias que afectan a determinadas etapas. Por ejemplo, en el intervalo de edad que va de entre los 24 y los 30 meses, los autores mencionados atribuyen a los niños la capacidad de uso de las palabras funcionales, mediante el empleo de algunas preposiciones (en, de y para), pronombres personales (yo, él y ellos) y determinantes (el, mi y que), así como la posibilidad de marcar los tiempos pasados de los verbos. También adelantan la edad en la que observan el uso de las construcciones interrogativas con algunas reglas adultas, como la inversión del sujeto y el verbo; en este caso los autores lo encuadran entre los 30 y los 36 meses, mientras que Del Río y Vilaseca lo situaban a partir de los 36 meses.

Respecto a la información suministrada por investigaciones realizadas con el idioma español, y siguiendo el mismo esquema que Del Río y Vilaseca (1988), veremos a continuación el proceso de la adquisición del español.


Secuencia de adquisición del español

Los autores mencionados proporcionan los siguientes datos de investigaciones realizadas con niños de habla española:

Primer desarrollo sintáctico:

18-24 meses: Las combinaciones de dos elementos incluyen algunos artículos determinados e indeterminados en su forma singular, el pronombre interrogativo qué, así como las formas imperativas e infinitivas de los verbos (como por ej: «toma esto», «nene comer»). Se observa, asimismo, la presencia de algunos adverbios de lugar, sobre todo, allí. Hacia el final de la etapa ya empiezan a unir tres elementos, entre los cuales están presentes las preposiciones en, a como palabras de enlace.

24-30 meses: Las producciones de los niños suelen contener la serie completa de artículos, adjetivos (sobre todo calificativos), pronombres personales y demostrativos con un uso eminentemente deíctico y los posesivos mío y tuyo; también aparecen algunos pronombres interrogativos, como dónde y cuándo. Las categorías adverbial y preposicional se amplían; en los adverbios se emplean algunos de tiempo, cantidad y modo, y a las preposiciones se añaden de, para, con y por.

El desarrollo de las flexiones no está generalizado todavía. En los artículos aparecen las marcas del plural y en los adjetivos las de género.

Respecto a los verbos, las formas más usadas son, a los 26 meses, los tiempos de presente en sus formas indicativa, pretérito perfecto y las perífrasis de futuro en construcciones «estar+gerundio» y alrededor de los 29 meses se utilizan las construcciones del pasado y presente de subjuntivo.

En cuanto a los tipos de oraciones, en general se considera que en esta etapa culmina el aprendizaje de la oración simple, cuyo orden más habitual suele ser SVO (sujeto- verbo- objeto), o bien VSO (verbo- sujeto- objeto).
Con todo, ya hacia los 27 meses el número de elementos de la oración suele ampliarse mediante complementos adverbiales. Hay que añadir, sin embargo, que estas oraciones simples gramaticalmente correctas son muy limitadas funcionalmente.

Expansión gramatical:

30-36 meses: La longitud de las oraciones simples se incrementa notablemente, se amplía el repertorio de pronombres en la elaboración de oraciones interrogativas. Entre los pronombres ya se utiliza el de tercera persona.

En relación con la elaboración de oraciones, en este periodo empiezan a aparecer las primeras coordinaciones unidas por la conjunción y, e incluso, alrededor de los 34 meses, algunas subordinadas relativas y sustantivas enlazadas por la partícula que.

También a esta edad se observan nuevos tiempos verbales, como el indefinido y el pretérito imperfecto.

36-42 meses: Lo único destacado en este periodo por algunos de los autores es el uso correcto de los plurales en los pronombres personales nosotros, nosotras.

42-54 meses: Sólo Gili Gaya aporta datos para la edad de 48 meses, pero las adquisiciones a las que hace referencia en ese momento son situadas por los demás autores en etapas anteriores.

Mayor a 54 meses: Ninguno de los autores consultados ha profundizado en este periodo, por lo que no contamos con datos sobre el español.


A la vista de estas referencias, y sin pretender establecer comparaciones entre las diferentes secuencias de adquisición de los elementos gramaticales en los niños de unas y otras lenguas, consideramos necesario puntualizar algunas cuestiones específicas acerca de nuestro idioma.

A este respecto, López Ornat (1994) señala que habría que tener muy presentes las características del sistema gramatical español (propio de las lenguas a las que la autora denomina pro-dop), cuyos rasgos distintivos más significativos son:
- Variación flexiva post-verbal para la categoría de persona (por ejemplo: vivo-ese).
- Posibilidad de omitir el sujeto de la oración.
- Flexibilidad en cuanto al orden de los componentes de la oración.

Estas peculiaridades pueden tener efectos engañosos cuando se intenta determinar el nivel de conocimiento alcanzado por los sujetos de habla española, ya que la flexibilidad y riqueza morfosintáctica de nuestra gramática puede ser tanto un factor que ayude a que los niños adquieran tempranamente algunos de sus rasgos como una causa que justifique la necesidad de mayor cantidad de tiempo para que capten y automaticen su plurifuncionalidad, propone Montero, A (1997).

La naturaleza de las lenguas no pro-dop, sin embargo, aun siendo más estrictas, precisas e inflexibles en la organización de los elementos dentro de las frases y en la propia estructura de las palabras, pueden, asimismo, facilitar el dominio de las reglas en menor cantidad de tiempo. Es decir, que si bien inicialmente puede parecer que un niño español utiliza, por ejemplo, la categoría adverbial a una edad más temprana que un niño inglés, necesitará más tiempo que éste para aprender todas las posibilidades de uso que tiene dicha categoría.

Ante esta situación consideramos que mientras no existan más investigaciones que aborden la totalidad de los aspectos que constituyen la gramática del español, o se lleven a cabo trabajos estrictamente comparativos entre el proceso de adquisición de nuestra gramática con la de otro idioma, lo único que nos está permitido hacer (y éste ha sido nuestro objetivo) es tomar como referencia los datos de las unidades y estructuras que hayan sido estudiadas con sujetos que empleen el mismo sistema de comunicación que los de la muestra con la que se trabaje.

























Referencias:

- Lagarra M, (2001). Evolución del lenguaje oral. Recuperado de http://cprcalat.educa.aragon.es/evolucion_del_lenguaje_oral.htm

- Gómez P., Santana, A (1997). El desarrollo morfosintáctico en niños. Universidad de la Laguna, dpto. de investigación educativa. España

3 comentarios:

  1. El mismo problema del texto anterior. En las referencia sbiblográficas uno cita lo que uno lee y eso se señala clara y explícitamente. No es un resumen ni una copia sin aviso. tampoco se sigue necesariamente el orden del texto original.
    Nota: 5,0

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  2. muy bueno el resumen del desarrollo morfosintáctico! ..aclaré algunas dudas!:)

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  3. Me gustaría saber si alguien sabe cómo es el desarrollo morfosintáctico del inglés además de c´mo es enun adutlo tanto para el aprendizaje del español (como segunda lengua) como para el inglés (segunda lengua), diferencias.
    Gracias

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